Quizás también me amó…
en su momento;
pero se envileció,
dando muerte al sentimiento.
Su vida, profirieron sus labios,
por la mía ofrendaría;
los mismos que con mil agravios,
más tarde cercenaron la inocencia mía.
Me embriagó con el don de su palabra,
rebosando la copa de mi corazón herido
y luego su lengua convertida en daga,
en mil pedazos lo dejó partido.
Por más que rescatar anhelo
algo bello o dulce de esta historia,
no sé si por orgullo, pena o celo,
nada puedo hallar en la memoria…
Leyla Martin. Nov. 2009 (Derechos Reservados ANP)
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