Selva Casal, poeta uruguaya, una de las escritoras contemporáneas más
relevantes, opinó en una oportunidad:
«Bendito sea el
no saber por qué se escribe. Tampoco sabemos por qué vivimos y es quizá desde
ese no saber que surge el milagro. Acá somos partícipes de la emoción y la
belleza. ¿Pero es esto la poesía? Digamos que es el primer eslabón porque la
poesía empieza en la emoción y vamos tras de ella hacia lo desconocido, tal
como el viento anuncia la tormenta, así, nosotros con la palabra golpeamos el
infinito es decir, lo desconocido».
Selva Casal es profesora universitaria, ya jubilada, pintora y abogada penal, por lo
que también desempeñó un cargo en el Poder Judicial. Al publicar el poemario No
vivimos en vano (1975), fue destituida de sus cargos por la dictadura militar
que gobernaba para entonces su país. Su primer libro, Arpa, salió a la luz en
1958 y ha escrito muchas obras, destacándose como premiadas Poemas de las
cuatro de la tarde (1962), Nadie ninguna soy (1983) y El infierno es una casa
azul (1993), entre otras. Su producción literaria ha sido traducida a varios
idiomas como el inglés, ruso y sueco. La última de sus publicaciones es Días
sobre la tierra (2013).
Karla
Marrufo Huchim expresa, al explicar por qué escribe poesía, que «el lenguaje de la poesía
es más sintético, implica un ejercicio de la lengua más complejo, pero al mismo
tiempo más rico, pues con pocas palabras se pueden decir muchas cosas y dejar
espacios abiertos al lector».
Karla es
egresada de la licenciatura en Letras Hispánicas de la «Universidad Modelo» de
Yucatán, México, y forma parte de la planta docente de esa institución.
Publicó un
libro sobre su trabajo, presentado el 8 de junio de 2011, que es su tercera
publicación, demostrando que los egresados de dicha carrera pueden tener, y de
hecho tienen, un desarrollo importante, no solo como profesionales o maestros,
sino sobre todo como creadores.
Esta edición es
parte de la colección Cuadernos del Centenario, que edita la Escuela Modelo
desde 2010, con la intención de dejar una huella editorial en las actividades
conmemorativas de su centenario.
Será un libro
doble compartido con otro escritor, también egresado de esa casa de estudios.
(Fuente: El Diario de Yucatán, junio 8, 2011).
Leyla Martin
Como sea, el
escribir poesía abre puertas: al amor, a la ilusión, a la esperanza, a la
alegría, a nuevos caminos… y hace soñar. Pero también, cierra episodios: de
desamor, de desconsuelo, de pesar profundo, de nostalgia, de pesadilla;
permitiéndole al escritor fantasear, desaguar, mitigar, volar con su
imaginación creando, desde un punto de partida, sin saber dónde y cuándo
terminará…
Y permite al lector imbuirse en todos esos temas, e incluso identificarse con lo plasmado por el autor, volando a la par que lo hiciera el primero en su momento y utilizándolos como catalizadores de sus propias vivencias.
Y permite al lector imbuirse en todos esos temas, e incluso identificarse con lo plasmado por el autor, volando a la par que lo hiciera el primero en su momento y utilizándolos como catalizadores de sus propias vivencias.
Es pues, la
poesía, un universo de posibilidades, de la palabra y del pensamiento expresado
en ellas, con sentimiento y cierto arte para hilvanar lo que se enuncia o desea
transmitir… para que el receptor pueda, como ya se ha dicho, asirlo como suyo y
vivirlo al ser catado… pero, al final, realmente ni siquiera importa si es
leído en la inmediatez de su creación… Solo importa que sea exteriorizado por
su autor… En algún momento ese verso, ese poema, encontrará un destino… aquel
que necesita que esa elocuencia llegue a él para hacer resurgir en su propio
ámbito lo que le fue propio en algún episodio vivencial más lejano o más
cercano… ya que, como titula una de sus obras Selva Casal: no vivimos en vano…
y tampoco nuestras letras han de serlo…
Artículo publicado en la edición No. 34 - Cultura (Agosto 2.014). Mensuario AL DÍA:
Artículo publicado en la edición No. 34 - Cultura (Agosto 2.014). Mensuario AL DÍA:
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