sábado, febrero 04, 2012

Gabriela Mistral, al cumplirse 55 años de su ausencia física.

Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, de carácter solitario, introvertido y romántico, célebre como Gabriela Mistral, cuyo seudónimo la daría a conocer y la inmortalizó como poetisa y escritora Chilena del Siglo XX, nació un Otoño en Vicuña, una pequeña localidad del centro norte de Chile, el 7 de abril de 1889, teniendo como padres a Juan Gerónimo Godoy Villanueva (profesor rural) y a Petronila Alcayaga Rojas (de origen vasco y de 44 años al momento de su nacimiento, quien ya tenía una hija natural de 11 años) y falleció próxima a cumplir los 68 años en New York, Estados Unidos, el 10 de Enero de 1957, a las 4.10 pm., en el Hospital General de Hempstead.  
Sufrió de diabetes y de problemas cardíacos, pero su deceso de debió a un cáncer de páncreas, que la mantuvo convaleciente durante un largo tiempo. Sus restos arribaron a su patria el 19 de enero de 1957,  donde  recibieron el sentido  homenaje de su pueblo, con el decreto de  tres días de duelo oficial, además de los honores rendidos en  todo el Continente y en gran parte  de los países a nivel  mundial, siendo velados en la casa central de la Universidad de Chile y  después  enterrados en Montegrande, como había manifestado que era su deseo y donde había vivido los mejores años de su niñez (desde los 3 hasta los 9) aunque su padre dejó el hogar cuando tenía 3, pero ella siempre lo tuvo en un lugar especial de su corazón, con gran admiración y afecto, heredando de él su vocación literaria.
A su muerte, según dejó estipulado, los beneficios materiales derivados de la venta de su obra en América del Sur, debían destinarse a los infantes pobres de Montegrande, como se realiza hoy en día. Lo proveniente de las ventas en otras partes del mundo lo dejaría como herencia a sus amigas Doris Dana y Palma Guillén, quien declinó en beneficio de los niños pobres de Chile.
Con su media hermana, Emelina, recibió las primeras clases y luego culminó la educación básica en la Escuelita de La Unión en Vicuña, donde fue catalogada como “retrasada mental” por la directora del plantel y humillada cruelmente, terminando su formación en forma autodidacta.
Con estrechez económica, se inició en la docencia desde 1904, como profesora ayudante en la Escuela de la Compañía Baja Serenense y comenzó  a enviar escritos a manera de colaboración para el diario de La Serena “El Coquimbo” y al año siguiente, sin dejar de escribir en él, comenzó a hacerlo para “La Voz de Elqui”, (Vicuña). Posteriormente, en 1908, empieza como maestra en la localidad de La Cantera y después en Los Cerrillos, convalidando sus conocimientos en 1910 ante la Escuela Normal N° 1 de Santiago de Chile y obteniendo  el título oficial de Profesora de Estado, para así  ejercer en la secundaria. Luego fue contratada por el gobierno Mexicano para sentar las bases de su nuevo sistema educativo, cuyo  modelo sigue en vigencia salvo por algunas actualizaciones. Allí fundó una escuela que lleva su nombre y ayudó en la estructuración de diversas bibliotecas  públicas,  además de escribir poemas para niños (Rondas de Niños, 1923) a pedido del Ministro de Educación Pública, así como textos pedagógicos: Lecturas para Mujeres (1924). Además de México, visitó Estados Unidos y Europa aprendiendo sobre los planteles y métodos educativos de esos países y fue invitada como educadora a las universidades de Barnard, Middlebury y Puerto Rico.
Fue proclive a los seudónimos, utilizando diversos, como “Alguien”, “Soledad” y “Alma”, para sus primeros poemas publicados, como Ensoñaciones, Carta Íntima y Junto al Mar.
Su trabajo literario empezó a reconocerse al resultar ganadora con “Sonetos de la Muerte”, que alcanzó el primer premio en el concurso de literatura de unos Juegos Florales organizados en la capital de Chile, el 12 de diciembre de 1914, escritos como producto del dolor ocasionado por el suicidio con 26 años de edad (el 25.11.1909) de su novio Romelio Ureta, empleado ferroviario, a quien había conocido en 1906, cuando contaba diecisiete años y quien fue el amor de su vida. Desde entonces comenzó a usar el alias con el cual se le identifica hoy, en honor a dos de sus poetas preferidos: Gabriele DÁnnunzio (italiano) y Frédéric Mistral (francés).  
Sin embargo, en 1917 aparecía, como Lucila Godoy,  glorificada ya como una de las magnas poetas de la nación, en una de las selecciones poéticas más importantes “Selva Lírica” y en 1922 fueron incorporados los  Sonetos de la Muerte a  una colección más amplia de sus versos, realizada por el Instituto Hispánico de Nueva York bajo el título  “Desolación”,  que fue publicada como su primera obra.
En sus trabajos plasmó contenidos vinculados con el sufrimiento o con la maternidad frustrada, así como inquietudes de tipo religioso y social derivadas de su pensamiento cristiano y socialista y  han sido traducidos al inglés, francés, italiano, alemán y sueco. Ejerció gran influencia en la obra de otros escritores latinoamericanos posteriores, como Pablo Neruda y Octavio Paz.
Poetisa, diplomática, pedagoga y feminista, esta escritora figura como una de las más destacadas de Chile y de América Latina, siendo bautizada como "reina de la literatura latinoamericana" al ser la primera persona en recibir el Premio Nobel de Literatura (Diciembre 10, 1945) en esta zona del mundo, de manos del Rey Gustavo V de Suecia;  como un justo reconocimiento no sólo a su creación poética, sino a su  labor literaria y social como una mujer que había consagrado su vida a la propagación de la cultura y a la lucha por la justicia social y por los derechos humanos.
Luego, en 1947, se le otorgó el Doctorado Honoris Causa del Mills College of Oakland (California), entre los muchos recibidos, siendo los principales el de la Universidad de Guatemala, el de  la Universidad de California (Los Ángeles) y el de la Universidad de Florencia (Italia) y en 1954 el de la  Universidad de Chile.
En 1951, recibió el Premio Nacional de Literatura, Chile.
En 1953 fue nombrada cónsul en la ciudad de  Nueva York, lo cual obtuvo para estar junto a la escritora norteamericana Doris Dana, quien fuera su receptora, vocera y representante oficial, identificada por la prensa de Chile como su secretaria, con quien comenzó su amistad  en 1946 que se presume fue una  relación homosexual.
También trabajó como cónsul de su país en ciudades como Madrid, Lisboa y Los Ángeles, entre otras.
Doris Atkinson (sobrina de Dana) donó el valioso legado que  su tía había cumulado: 250 cartas y miles de ensayos literarios, para un total de 40.000 documentos,  que hoy constituye el más importante de los registros sobre Mistral y se encuentra bajo custodia del gobierno chileno (Biblioteca Nacional de Chile).
Muchos son los honores póstumos realizados a Gabriela Mistral.
Como expresó haberlo aspirado en vida,  el 7 de Abril de 1991 bautizaron con su nombre un cerro (el Fraile) de Montegrande en su honor; al celebrarse 102 años de su nacimiento.
En todas las ciudades importantes de su país, existe una plaza, calle o avenida a la que se la ha asignado su  seudónimo y muchos premios y concursos llevan el nombre de esta insigne mujer,  como la “Orden al Mérito Docente y Cultural”,  o  el instaurado en 1.979 por  la O.E.A. denominado “Premio Interamericano de Cultura Gabriela Mistral”, para  reconocer a quienes han contribuido a la identidad y enriquecimiento cultural propios de América así como de sus países o individualidades.
Leyla Martin: 4/2/2012 

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