En la profundidad del laberinto de tus besos,
deambula mi alma incesante y ciegamente,
enredada en la densa bruma del recuerdo
que invade los caminos de la mente.
Se enfrentan la razón y la locura,
lo tangible contra lo imaginario,
la lógica con la ilusión más pura,
lo real y el sueño ambicionado.
Tanto fue el tiempo de la espera,
del anhelo tejido vagamente,
tan hermosa y sentida la quimera
que has dejado perder inútilmente.
Con la expresión sincera de mi verbo,
mancillar no quiero lo sagrado,
que conservé celosamente aquí en mi pecho
y que tu proceder ha marchitado!
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