Se ha detenido el tiempo
en esta madrugada;
sólo susurra el viento
que retumba en mi almohada.
Esta cruel soledad
que a mi piel acompaña,
acuchilla sin piedad
muy dentro en las entrañas.
Te presiento en las sombras
y mis manos no te hallan;
te buscan como alondras
con gritos que se callan.
Esbozo tu figura
en medio de la nada;
la noche es más oscura,
remota la alborada.
Apresado en el pecho,
se reprime el sollozo
de amor insatisfecho,
de agobio doloroso.
Y en tanto que mi cuerpo
te siente más lejano,
aumenta el desconcierto
de haberte amado en vano.
Leyla Martin. S/Fecha (Derechos Reservados ANP)
Un poema muy descriptivo, excelente obra
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